Artes Plásticas y Gestor Cultural.
Juan Carlos Barretto, nace en San José el 11 de Mayo de 1967
Gestor Cultural, Artista Plástico, Publicista y Diseñador Gráfico.
Publicista Gráfico Egresado de la Escuela de Artes Pedro Figari (UTU) .
Diplomado en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo Sustentable (Fundación Ortega y Gasset – BsAs/Argentina).
Maestrando Políticas Culturales (CURE – UDELAR)
Su formación fue dada en los Talleres del Museo Departamental de San José y por los Maestros Hugo Nantes, Nelson Romero y José Luis Ciccolo en dibujo y pintura, Hebert Riguetti en Escultura, Oscar Ferrando en grabado y serigrafías.
Poseedor de premios a nivel nacional en Dibujo, Grabados y técnicas mixtas, de los cuales destacan los primeros premios en Salones de Artistas Plásticos del Interior en los años 1987, 1993 y 2001 obteniendo la Medalla de Oro del Salón Nacional de Grabados Fundación Lolita Rubial en 2009.
Sus murales se encuentran en centros culturales públicos y privados de Uruguay, Chile y Portugal.
Sus obras y “servilletas de café” forman parte de colecciones privadas en diferentes países.
Director General de Cultura del Gobierno de San José (2005/17).
Presidente de la Comisión departamental de Patrimonio de San José (2010/2017).
Fundador de la RED NACIONAL DE DIRECCIONES DE CULTURA DEL URUGUAY (RNDC)
Coordinador de la RNDC entre los años 2012 /2017.
Integrante del Consejo Nacional de Museos 2015 /2017.
En la actualidad se desempeña como Coordinador del Área de Gestión Territorial/DNC-MEC
Bitácora de navegaciones
Las mesas de café son el espacio de producción de servilletas intervenidas por Juan Carlos Barreto y su pluma, mientras el pocillo aromático acompaña el mapeo imaginario de líneas de tiempo y curvas del espacio que la piel del papel absorbe, absorta en la metamorfosis que transforma su tez en red de signos. ¿Qué expresa esa escritura sígnica ágil, monocroma –azul, negra o roja- sobre el blanco formato del soporte, ejecutada en registro de performance?
Los Cafés, esos espacios urbanos signados por legendarias tradiciones locales (el Café de Flore; el Gijón; Los Inmortales, el Tortoni; el Polo Bamba, el Tupí Nambá, el Sorocabana), reductos de tertulias intelectuales y artísticas, son monumentos del pasado aunque de puertas abiertas sobrevivan en sus ciudades. Pero el Café, esa esquina que es cruce entre espacio público y privado, entre adentro y afuera -a la vez tránsito y pausa en la mesa de expreso o cortado -, renace cada día en cada punto del mapa donde se abra al refugio de su molinillo y el resoplar del vaporizador de espuma. El Café es la institución multitemporal a la que Juan Carlos Barreto interviene con su obra. La interviene explorando las claves de su hibridez, la magia bivalva de su hospitalidad. El Café del Teatro Macciò, en San José de Mayo, es un rincón acogedor de identidad única. A su atractivo se suma la exposición de Servilletas intervenidas por Juan Carlos mientras saboreó el contenido del pocillo allí mismo o en otros templos del culto a la bebida que introdujo un embajador turco en el París de 1669. Su tiempo de creación es coextensivo al de la consumición. El Café es su taller, su atelier atípico. Su arte viaja “ligero de equipaje”, con palabras del antiguo poeta. Transitoria pausa, cesura en medio de las presiones e impresiones de la jornada, pasajera experiencia de extraterritorialidad, recompensa, todo eso hace a la antropología del Café y a la producción de obra leve en la breve duración del paladeo del sabor.
A partir de analogías con el territorio de producción y deliberadamente anexas a sus reglas instrumentales, estas obras despliegan dispositivos polisémicos, mensajes simbólicos cifrados, códigos náuticos y coordenadas geográficas, registros temporales y locales, entretejidos a la configuración lineal que define cada composición. Y esas configuraciones, si bien abstractas expanden -así como el café, su aroma- sugerencias que remiten al zoomorfismo de antiguos grabados, al universo de las navegaciones a lo desconocido que imantan el imaginario de Juan Carlos Barreto, este artista de lo instantáneo que parte al descubrimiento del aleph en cada aventura de su pluma.
Tatiana Oroño
Octubre 2022