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Descubriendo Museos FEUERLE COLLECTION

por Daniel Benoit Cassou
por Daniel Benoit Cassou

Artista, periodista y escritor

Biografía


Una de mis mayores expectativas en arte en este viaje estaba puesto en la visita a esta colección privada.
El concepto de relacionamiento que Desiré Feuerle propone al momento de captar las obras de arte, esta muy alineado con el mío.
Entre las piezas de arte y el espectador se establece un vínculo que trasciende el control de los sentidos que conscientemente manejamos, pero cuando se crea una experiencia espiritual, son otros los factores que participan logrando en algunas oportunidades transportarnos a otras dimensiones subliminales.
Y es allí a donde Feuerle nos invita a transitar.
No todos lo logran. Dependerá de la predisposición de cada uno.
Las visitas deben de ser programadas con anticipación y el número de participantes es muy acotado.
En mi caso éramos siete.
El visitante es recibido por el personal del lugar, chicos orientales vestidos de negro, con un modo muy “slow” a la hora de relacionarse y de explicar el funcionamiento del recorrido.
Toda la atención está puesta en el alma de cada espectador.
No se permite hablar, obviamente no se permite tomar fotografías.
La primera instancia implica estar en una zona de espacios reducidos totalmente al oscuro.
Claustrofóbicos abstenerse.
Entiendo que esta instancia previa es un reseteo total para preparar nuestros sentidos. Le estamos indicando a nuestro contenedor que algo nuevo estamos por experimentar.
Cabe aclarar que la colección está alojada en un par de antiguos búnkeres de telecomunicaciones conectados a nivel del subsuelo, que datan del período 1942-1944, ubicados en el barrio Kreuzberg.
Fueron fabricados con hormigón y sus paredes tienen 2 metros de espesor y sus techos 3,37 metros, apoyados sobre columnas de 1,6 metros de ancho.
Estos búnkeres fueron utilizados como refugio antiaéreo pero también para alojar a detenidos durante la IIGM. El frío, la humedad de sus paredes, el ulular del aire, y nuestros pensamientos que se alojan en ese periodo tétrico e inadmisible de la historia reciente, surten un gran efecto que sin lugar a dudas aporta al momento de estar allí.
La adaptación del edificio fue realizada por el arquitecto inglés John Pawson (Halifax, 1949) y fue llevada acabo con una reducción intencionalmente al mínimo, respetando siempre las formas en que la naturaleza, el hombre y el paso del tiempo han dejado sus huellas en la estructura de estos edificios.
Desiré Feuerle, historiador de arte y consultor, conocido por sus fondos de arte moderno y contemporáneo, comenzó comprando obras de origen oriental a sus 16 años.
Su mayor interés está centrado en piezas de las dinastías jemeres.
Su colección es una de las colecciones privadas más notables de arte asiático en Europa y está conformada por diferentes piezas, entre ellas las esculturas jemeres de piedra, bronce y madera de los siglos VII y XIII, los muebles de piedra y lacados de la época imperial de china, los muebles académicos, que van desde la dinastía Han hasta la dinastía Qing, del año 200 a.C. hasta el siglo XVIII y los trabajos de artistas contemporáneos, como Cristina Iglesias, Adam Fuss, Nobuyoshi Arakai, Anish Kapoor, Zeng Fanzhi y Jamess Lee Byars.
Todas estas obras comulgan en un diálogo que dependerá de cada espectador el cual deberá de establecer su propio vínculo.
Las obras no tienen información alguna pues la experiencia debe de estar guiada por el alma del individuo, no por su mente.
De la primera sala en adelante, el recorrido siempre realizado en absoluto silencio, nos permite movilizarnos a nuestro criterio, caminando entre las obras así como también para dentro de nosotros mismos.
Algunas de las fotografías exhibidas son de tenor erótico.
El espacio cuenta con una sala donde se realiza el ritual del té, así como otra para llevar a cabo ejercicios de yoga y meditación.
Se trata de un ejercicio artístico muy recomendable, el cual podremos extrapolar y aplicar en otras instancias a la hora de comprender el arte de nuestro tiempo tomando nota de filosofías orientales que transitan con otros ritmos más pausados y meditativos, algo muy necesario para nuestro acelerado trajín.

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