@bypaula_arte Paula Lammertyn, una artista nacida en Santa Fe, Argentina, ha cultivado su trayectoria en…
Recorriendo Exposiciones ALDO FRANZONI
Dentro de la iniciativas recientes de la comisión de Amigos del Museo María Irene Olarreaga Gallino, ademas de haber aportado dos pinturas inéditas de Juan Manuel Blanes, se está llevando a cabo la muestra antológica del pintor Aldo Franzoni, oriundo de Salto, promovida conjuntamente con los Amigos de Las Nubes.
Hacer referencia a Franzoni, no es solo quedarse con el rótulo de pintor, pues se trata de un artista que maneja también la escultura y el espacio.
Recuerdo haber visto una muestra suya curada por el desaparecido Alfredo Torres en 2004, quien había quedado gratamente impactado por su obra, impresión que se recoge en el catálogo impreso para esta muestra junto con un fragmento del también crítico desaprecio Roberto de Espada.
El Museo dispone de unas salas acondicionadas, fuera del entorno histórico de la residencia, con una espaciosidad e iluminación natural, que es propensa para el arte contemporáneo.
Situada junto al jardín del palacio, el cual estuvo remodelado por Leandro Silva Delgado, la amplia sala acoge gratamente esta numerosa muestra.
Aldo Franzoni (Salto, 1963), ingresó al taller de Daniel Amaral Oyarvide en 1990, quien le guió hasta encontrar un estilo propio con semblante artístico, el cual está impregnado en sus obras.
La muestra titulada “Geometría Poética”, es un compendio del recorrido de las obras de Franzoni, detalle explicado por Amaral quien también es el curador de la misma.
El artista se expresaba a través de líneas curvas, sinuosas, las cuales acompañaba siempre con detalles geométricos.
Es a partir de esos detalles que Franzoni, guiado por Amaral, comienza a dar vida a sus coloridas composiciones que luego han ido saliendo del formato bastidor, hasta llegar a convertirse en pieles de sus variados objetos.
El conjunto de perros de madera en distintas poses, denota la destreza del Franzoni escultor, que también recubre con sus formas geométricas.
En sus obras, que parecen ser realizadas con programas de computadoras por su exactitud y prolijidad, se percibe una sucesión ancestral de nuestros primeros geométricos abstractos como fueron María Freire y su esposo José Pedro Costigliolo.
A muy poca distancia de esa sala, entre una de las 17 que componen el Museo, hay obras geométricas de Costigliolo quien de alguna manera podríamos ver que lo apadrinan.
Ingresar a las salas de la muestra es adentrarse en la dimensión Franzoni donde todo pareciese estar cubierto por su impronta vibracionsita.
A pesar de la combinación de colores estridentes, algunos, otros mas tenues y combinados, la muestra en su conjunto denota placidez y silencio.
Tuve la oportunidad de recorrerla con luz natural y luego con focos de luz a la noche, donde algunas de sus obras perdieron efecto a falta de unos buenos ases de luz.
Mas allá de ser una buena oportunidad de recorrer su discurso que ya lleva tres décadas de labor, me hubiera gustado ver, tal vez en una próxima instancia, una muestra con un mejor manejo del espacio, apelando mas al concepto, a la experiencia que implique un mayor vinculo espacial con las obras.
Entiendo el afán de poner todo sobre el tapete, pero este artista me sorprendió con algunas esculturas con un discurso narrativo donde la presencia del espectador es vital.
La serie de bastidores cuadrados de pequeño formato que van cubriendo o descubriendo con sus diseños, dependiendo del orden con el cual se le enfoque, es magistral.
Fuera de ello y de las proyecciones que cada uno podamos tener, Franzoni es un artista con mayúscula. Estaría bueno se animara a invadir espacios con sus coloridas composiciones, saliendo de los formatos tradicionales, trepando por paredes, creando hasta inclusive una experiencia de arte inmersivo.
Detalle no menor del artista, es que se ocupó de que los confites ofrecidos en el vernissage, por cierto muy concurrido, estuvieran en sintonía con los colores de sus obras. De esa forma, los platos donde se ofrecía caviar y salmón, eran en sí una composición artística, así como otros entremeses que hizo que fueran pintados de diferentes colores.
Salto es una cuna de artistas que emergen con destreza y continuidad, producto de algún aspecto inherente que no se ve pero que se palpa y Franzoni no escapa a la norma.
Aldo Franzoni ha expuesto en forma individual en cuatro ocasiones, en varias colectivas y en la Feria Internacional de Arte, ARTMADRID, así como en la IV Bienal Internacional de Mujeres en el Arte Textil, en Costa Rica.
Es de desear que su carrera continue dando cuenta de sus extraordinarias creaciones.