@bypaula_arte Paula Lammertyn, una artista nacida en Santa Fe, Argentina, ha cultivado su trayectoria en…
Recorriendo Exposiciones BERNARDO CARDARELLI
La sala principal del Museo Zorrilla San Martín está alojando una instalación del artista Bernardo Cardarelli nacido en Colonia en 1974, denominada “Dados o el azar inexistente”.
Al momento del ingreso a la sala, la atracción generada por las obras es inmediata, causando al espectador un efecto atrapante y envolvente, términos muy adecuados para el caso teniendo en cuenta las características de las piezas.
Cardarelli, quien a su vez es arquitecto, aplica sus aptitudes creativas edilicias para dar vida también a sus piezas munidas de diseño arquitectónico.
El artista se desempeña dentro del arte textil, soporte que lo viene acompañando desde hace varios años, el cual acompaña con formas amorfas de carácter irreconocibles dentro de la vastedad de objetos que nos rodean.
Si bien sus dibujos en tercera dimensión como los podríamos definir, son estrambóticos, el tenor de nidos que los caracterizan, se amoldan de forma inmediata a la sensibilidad de los espectadores quienes encuentran en ellos un vínculo acogedor, si se quiere.
Meollos de formas microscópicas que han sido ampliadas a nivel macro para ser percibidas, que hablan de otros universos que habitan en nuestro contexto cotidiano, se convierten en un gran disparador de sensaciones e ideas.
Cardarelli ha presentado su propuesta bajo el guión curatorial de María Yuguero, quien en forma magistral y creativa relata el desarrollo de la idea en un extraordinario catálogo, donde fotos y textos han sido muy bien expuestos.
El punto de partida del discurso curatorial, son los dados cargados del sentido lúdico implícito así como del azar, a partir de los cuales Cardarelli los disgrega de su uso habitual para dar vida a su propuesta.
Las citas de grandes pensadores no faltan en el catálogo donde figuran Jorge Luis Borges, José Ortega y Gasset, Fernando Pessoa, Sigmund Freud, Charles Baudelaire, Lewis Carroll y Erich Fromm, lo que resulta un tanto empalagoso, en el sentido de que no son necesarios para la comprensión de la instalación, que sería lo único objetable a criterio de este espectador.
Mas allá de la propuesta teórica, que merece atención y respeto, la obra de Cardarelli tiene infinitas lecturas tan variadas como espectadores la a(borden), término acertadamente aplicado teniendo en cuenta los zurcidos que el artista utiliza.
Sus piezas de apariencia irreconocibles munidas de tentáculos enmarañados, generan una lectura amplia y variada. Parecen estar flotando en el aire dentro de un contexto en el cual el espectador se ve envuelto, atrapado cuasi telas de arañas que va recorriendo guiado por las formas elípticas que lo invitan a “volar”.
La fuerte presencia del color rojo así como del negro, cargados de inherentes connotaciones, generan aspectos relevantes al momento de dejarse abrazar por la instalación.
Los materiales que Cardarelli utiliza facilitan las asimilaciones a organismos vivos que parecen estar en constante movimiento elíptico, guiando la mirada así como los pasos del espectador quien caerá atrapado por ese conjunto de redes.
La presencia de esferas en varias obras en forma de huevo, hablan del inicio de nuevas vidas así como también de un cierto erotismo masculino, en cuyas formas parecen apoyarse algunas piezas y en otros dan la sensación de estar siendo arrojadas hacia al espacio cual esperma ocupado en llegar a la fecundación.
Un elemento no menor y de gran aporte, son las sombras de las piezas generadas sobre pisos y muros, que complementan las mismas anexándoles un tenor tenebroso que acompaña la asimilación de la instalación.
Otro factor que hace lo suyo y con fuerte incidencia, son las dolorosas costuras, de las cuales Cardarelli hecha mano para denotar tensiones, cicatrices, heridas, uniones a la vez que separaciones, amén del tenor artístico que los coloridos hilos aportan a las llamativas y enigmáticas piezas.
La instalación nos guía a una gran obra conformada por seis partes, por a través de la cual podemos tener una mirada exterior a la sala, con su lectura de libertad implícita, dando cabida a la luz natural exterior así como a la naturaleza.
Se trata de una muy buena propuesta que invita a ser visitada, en lo posible sin mas compañía que la de uno mismo, dejándose enmarañar por las obras mientras nos susurran al oído sus relatos.