Saltear al contenido principal

Recorriendo Exposiciones ELSA VON FREYTAG-LORINGHOVEN 

por Daniel Benoit Cassou

Cecilia Alemani, curadora de la 59 Bienal de Venecia de 2022, se propuso dar el espacio correspondiente a la mujer artista dentro de las artes.

Para se ello se ocupó de homenajear a ochenta artistas fallecidas, varias de ellas que no tuvieron el reconocimiento en vida debido.

La historia del arte siempre ha estado escrita considerando el perfil del artista hombre y blanco, dejando fuera de contexto al resto.

Una de esas artistas que fue víctima de la pluma de los historiadores fue Else Hildegard Plötz, conocida luego de su boda en 1913 con el barón alemán Leopoldo von Freytag-Loringhoven, como la baronesa dadaísta adoptando el apellido de su marido.

Su incidencia dentro de la evolución del arte internacional fue crucial, habiendo cambiado el giro, sin embargo los pseudos amigos que la rodeaban, se aprovecharon de ella quitándole mérito tanto en creatividad como en protagonismo, siendo su gran detractor el mismísimo Marcel Duchamp (Blainville-Crevon, Francia, 1887-1968).

Elsa nació en 1874 en Swinemünde, actual Polonia, cuando la ciudad pertenecía al Imperio Alemán. Su vida familiar fue desdichada a partir de un padre violento y castrador y una madre benevolente que el animaba a lograr su independencia, pero que perdería a sus 18 años, momento en el cual huye de su casa para vivir en Berlín donde comenzaría su vida dedicada a la vida bohemia.

Llevó adelante una vida sexual promiscua, manteniendo relaciones tanto con hombres como con mujeres. Fue modelo de artistas a la vez que frecuentaba ámbitos artísticos decadentes donde contrajo enfermedades venéreas.

Luego de haberse formado en arte en Dachau y después de dos matrimonios, huye con el segundo a Estados Unidos para radicarse en Kentucky.

Una vez allí, su esposo con quien habían convivido en un triángulo amoroso con su primer marido, amigos entre ambos, la abandona y en ese momento Elsa comienza su vida dedicada al arte plenamente, mudándose a New York donde contraerá matrimonio con el barón Leopold Freytag-Loringhoven, quien se encontraba en bancarrota trabajando como ayudante de mozo.

Elsa se destacó como escritora publicando sus poemas dadaístas en la revista The Lilttle Review, donde también publicaban escritores de la talla como James Joyce, Thomas S. Elliot, Ernest Hemingway, Ezra Pound y William Butler Yeats, entre otros.

En New York, en el Greenwich Village precisamente, a partir de su actividad cultural, Elsa se convierte en la reina del dadaísmo durante las dos primeras décadas del siglo XX.

Elsa von Freytag-Loringhoven fue artista de performance, poeta y escultora. “No es futurista, es el futuro”, comentó Marcel Duchamp quien le reconoció en vida su genial creatividad.

Con la cabeza rapada y su cráneo pintado de rojo, Elsa caminaba desnuda por la calles de Manhattan con dos latas de tomate vacías en los pechos y cucharitas de café como aros, irrumpiendo en los salones burgueses de la época.

La historia del arte ha sido desconsiderada en algunas ocasiones, máxime cuando se trataba de artistas no blancos u hombres, y en algunos caso se necesitan revisiones. 

Fue Elsa con su espíritu creativo e indómito, quién ideó y creó la primera escultura ensamblada, así como el primer “readymade”, elevando los objetos encontrados a la categoría de arte.

Desde hace unos pocos años, y a partir de análisis y estudios realizados por varios historiadores, ha salido a luz el verdadero creador del urinario, llamado “La Fuente”  de 1917, que Marcel Duchamp se adjudicó, pieza fundamental que cambió el rumbo del arte.

Esta obra, que ni siquiera se retuvo pues fue perdida al poco tiempo de haber sido presentada, hoy día junto a las quince copias que se mantienen en los principales museos del mundo autorizadas por Duchamp en los 60, ha sido considerada como la obra de arte mas influyente del siglo XX en sondeos entre 500 críticos de arte. 

Elsa y Marcel eran vecinos de edificio en Broadway, momento en el cual ella, le  entrega el urinario para su presentación en la Sociedad de los Independientes en New York.

Duchamp, quien es considerado como el padre del arte conceptual, formaba parte del jurado de dicha sociedad, donde emulando el Salón de los Independientes de Paris, no juzgaban ni premiaban las obras. Es así que en 1917, siguiendo las instrucciones de Elsa, presenta el urinario que estaba firmado con el seudónimo de R Mutt. 

La pieza fue rechazada, aduciendo que fue presentada fuera de fecha y no participó en la muestra que se realizó en “The Grand Central Palace” y Duchamp quien no se atribuyó la autoría, renuncia a la comisión por desavenencias en el funcionamiento. 

Antes de ir a parar a la basura, el urinario pasa por Gallery 291 de Alfred Stieglitz, quien la fotografía para su difusión en la revista dadá The Blind Man, soporte a través del cual la obra pasa a la posteridad.

Deben de transcurrir varios años hasta que la obra logra el protagonismo logrado a partir del momento en que André Breton en 1935, le otorga la autoría del urinario a Duchamp, a ocho años del fallecimiento de Elsa. 

Pero es recién en 1950, cuatro años luego del fallecimiento de Stieglitz, que Duchamp comienza a atribuirse el mérito de la creatividad de la obra autorizando la realización de replicas a partir del registro fotográfico que había realizado el fotógrafo.

La versión que dio Duchamp del nacimiento de la obra ha sido totalmente desmentida a partir ciertos documentos que fueron analizados en 2014 por Julian Spalding y Gly Thomson.

En 2018 la revista holandesa “See all things”, publicó un artículo con entrevistas a Irene Gammel autora de “Body Sweats: The Uncensored Writings of Elsa von Freytag-Loringhoven”, Spalding, Thomson y John Higgs, quienes dan cuenta de las investigaciones que desmienten la versión dada por el artista francés.

Duchamp dijo que luego de haber almorzado con sus mecenas y amigos Josep Stella y Walter Arensberg, había adquirido el urinario en la tienda JL Mott Ironworks Company, ubicada en el 5ta Avda en New York, pero resultó a instancias de investigaciones recientes, que dicha empresa no había realizado ese modelo.

Sin embargo ese urinario había sido comercializado en la tiendas de Filadelfia, donde había residido la baronesa durante los primeros meses de 1917.

En 1982 se publicó una carta fechada el 11 de abril de 1917, donde Duchamp relataba a su hermana Suzanne: “una de mis amigas, bajo el seudónimo masculino, Richard Mutt, me ha enviado un urinario de porcelana como si fuese una escultura”, lo que confirma que la autoría no había sido suya.

La osada propuesta, había surgido luego de la declaración de guerra de Estados Unidos a Alemania, momento en el cual Elsa, había decidido declararles la guerra a los hombres, a quienes adjudicaba la responsabilidad de la circunstancia bélica.

Asimismo, Elsa era constantemente ningueneada por la Sociedad de Artistas Independientes, por el solo hecho de ser mujer, por lo cual envía “El urinario” colocado al revés con la firma R. Mutt, homófona de Armut que usaba en sus poemas.

También la palabra significa madre en alemán y patria. Lo que estaba diciendo Elsa era: “Caballeros de Estados Unidos, no orinen sobre mi madre patria”.

De esa forma no solo Duchamp le roba la obra sino que también le cambia el significado de la firma. El artista, al referirse al seudónimo, hizo alusión a una tira cómica cómica Mutt& Jeff . R, inicial de Richard, monedero en lunfardo francés.

Luego en los 60, cuando la obra logra el protagonismo de hoy día, Duchamp diría irónicamente: “Les arrojé a la cabeza un urinario como provocación y ahora resulta que admiran su belleza estética…”.

Existen poca piezas de Elsa entre las cuales podemos citar a Enduring Ornament (1913), Earring-Object (1917/19), Cathedral (1918) y Limbswish (1920).

El mas famoso readymade que se conserva de Elsa es el titulado “God”, compuesto por una caño oxidado de desagüe retorcido, sobre una base de madera. Esta obra, junto con “El urinario” formaban en realidad un díptico, estableciendo un diálogo entre ambas piezas. 

Asimismo esta pieza, estuvo adjudicada durante décadas al fotógrafo y pintor Morton Schamberg, quien la había ensamblado y fotografiado.

El urinario representaba a la baronesa, mientras que Duchamp estaba representado por God, acompañado por un poema donde Elsa decía:  “Él llegó protegido por la fama a este país/ a usar sus cañerías o divertirse con ellas. / Yo soy un útero teutónico / que aun no ha recibido sus jugos”. 

Actualmente y mas allá de las investigaciones, hay posturas desencontradas entre los museos poseedores de “La Fuente”.

Mientras que la Tate Modern de Londres, reconoce la autoría de Elsa Von Freytag-Loringhoven, el Philadelphia Museum of Art, así como el Centro Pompidou de Paris, continuan adjudicando la pieza a Marcel Duchamp.

Ya en 1913 cuando Duchamp había creado “Taburete y rueda de bicicleta”, Elsa había creado Enduring Ornament, formado por un anillo de hierro que había encontrado en la calle, mientras iba de camino a una boda. 

El 14 de diciembre de 1927, a sus 53 años, Elsa fallece en Paris, en condiciones de extrema pobreza luego de haber regresado a Europa en 1923, cuando toma conocimiento de que su padre la había desheredado.

Sola, olvidada y sin reconocimiento alguno, Elsa abrió la llave de gas de su apartamento y abrazada de su perrita Pinky, se despidió de este mundo que había sido tan injusto con ella.

No tenía reconocimiento alguno y tampoco pudo haberse defendido de la mala imputación de la escultura pues hasta la fecha de su deceso, la obra no había logrado protagonismo alguno.

Hoy y desde hace pocos años, se viene logrando el mérito debido de esta gran artista que fue silenciada por la historiografía. 

Elsa von Freytag-Loringhoven fue la mas dadá de todos los dadaístas en un grupo donde ademas de Duchamp, se encontraban Man Ray (quien también le supo robar obras), Beatrice Wood, Martin Schamberg, entre otros.

Es un gran reconocimiento verla expuesta en la 59 Bienal entre otras grandes artistas como Leonora Carrington, que padecieron la falta de reconocimiento artístico durante sus vidas.

René Steinke publicó en 2005 la biografía La baronesa del Greenwich Village, finalista del Premio Nacional del Libro por Ficción.

La biografía más completa y mejor documentada fue escrita por Irene Gammel, publicada en 2002 bajo el titulo de La baronesa Elsa.

También las artistas Lily Benson y Cassandra Guan en 2013, presentaron un documental llamado The Filmballad of Mamadada, donde se relata la vida de la artista.

La más reciente biografía fue escrita por Gloria G Duran, publicada en 2013  titulada Baronesa dandy. Reina dadá, pero seguramente no será la última.

Volver arriba
Buscar