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Recorriendo Exposiciones LA CHOLA POBLETE

por Daniel Benoit Cassou

Viajar implica regresar con un cúmulo de información.

Al menos así funciona en mi caso donde me propongo que cada viaje me aporte algo nuevo.

Unas veces indago, otras me dejo sorprender por mi alma inquieta y por mi agudo sentido estético.

Recorriendo ArteBA la propuesta de Galería Pasto con la puesta en escena para dar cabida a la obra de La Chola, fue lo que más me llamó la atención. 

La escenografía puesta al servicio de la obra de este artista, me impactó y me hizo regresar una y otra vez. Ahí me puse a pensar quién sería ese artista con una obra tan llamativa y provocadora que me había seducido de forma tan particular.

Y paulatinamente me fui adentrando en el contexto para saber más sobre este artista a través de Tato Conte de Galería Pasto y de otros contactos con quienes fui conversando sobre la feria.

Con posterioridad a ArteBA, me encontré con una muestra individual de La Chola en el Museo de Arte Moderno (MAMBA) a la cual presté suma atención por el grado de intimidad que implicaba.

Mauricio “La Chola” Poblete nació en Guaymallén, Mendoza en 1989, donde habitan colectividades de Bolivia así como del Norte Argentino, en un ámbito social de bajos recursos. Vivió su niñez gracias al sacrificio de su madre, quien para salir adelante, se desempeñó como trabajadora doméstica, luego de haber sido abandonamos por un padre ausente y alcohólico. 

Las limitaciones económicas, sumadas a su homosexualidad que se manifestaron en su niñez, no le propiciaron una vida fácil hasta que valiéndose de su situación y convirtiéndolas en motivo de lucha y orgullo, da el paso necesario.

Su familia originaria de Bolivia y sus rasgos indígenas, tampoco le facilitaron su vida en un país que ha estigmatizado sus orígenes autóctonos en pos de una faceta pseudo europea.

Será su facilidad para el dibujo que le permitirá ir abriéndose camino habiendo egresado de la Universidad de Nacional de Cuyo con el título en Licenciatura y Profesorado en Artes Visuales.

La Chola es el seudónimo que comenzó a utilizar para llevar adelante sus performances reivindicatorias, denunciado el uso de ciertos estereotipos mal utilizados por la sociedad argentina de carácter blanco y europeo.

Para ello fue haciendo uso de los elementos necesarios para dar representatividad a su personaje el cual implicaba el uso de una peluca de largas trenzas y la vestimenta típica de las chicas bolivianas.

Su propuesta gira en torno a la visibilidad que pretende para la población indígena donde deben de convivir entre la explotación sexual, la marginación social, la discriminación de sexo y razas, estratos hacia las poblaciones marrones, entre otros factores que inhiben a la vez que limitan el desarrollo de estas minorías que reclaman los mismos derechos que el resto de la población argentina.

Partiendo de su postura, La Chola reivindica otra estética, otro tipo de belleza corporal y racial, tan valedera como la pautada por los estándares culturalmente conformados.

La Chola prefiere no tener que definir su sexualidad. “Lo que ves, soy”.

Lleva adelante su masculinidad a la vez que da cabida a su versión femenina de ella misma y ese seudónimo lo adaptó definitivamente para hacerse conocer en el ámbito artístico. 

En su familia se dirigen a ella como Mauricio.

En 2017, con 27 años llega a Buenos Aires, donde a partir de haber accedido a varias residencias y becas, como el Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella y una residencia en el Museo Marco, entre otros estudios, logró desviar la atención de varios agentes del arte, convirtiéndose en uno de los artistas mas prominentes del país.

Asi, de la mano de Galería Pasto llegó a Arco, Madrid donde tuvo la posibilidad de entablar un diálogo con la reina Letizia, frente a la cual obviamente no cumpliendo con el protocolo, le dijo “Letizia, nos reencontramos 530 años después”, quien  a su vez le preguntó con que pronombre quería que se dirigiera a ella. 

La muestra “Ejercicios del llanto”, ubicada en MAMBA, curada por la directora del museo Victoria Noorthoorn junto con Marcos Kramer, es un buen punto de partida para acercarse a su obra.

Durante 2014 y 2015, La Chola debió de atravesar un período de intromisión, buscando una definición de sí misma entre su herencia indígena y su sexualidad.

Esta exposición está conformada por una serie de dibujos de carácter intimistas, que a modo de catarsis, fueron actuando en forma paliativa para dar cabida al nacimiento de la persona en la cual se ha convertido hoy día.

A partir de allí y luego de su definición, el cual está pautado por la marca de su territorio identitario y con la cabeza en alto, decidió su nuevo camino que la ha posicionado dentro del arte internacional, al igual que como persona.

Luego de haber regresado de un viaje que realizara a España, donde tuvo la oportunidad de recorrer las salas de los museos de Madrid, donde no se sintió identificada por el arte blanco, entendió que al arte había que darle otra vuelta de tuercas fuera de ese discurso narrativo colonialista.

La Chola se define a sí mismo como artista mendocino, marica, performer y marrón, término que al día de hoy continua siendo resistido, pues esas colectividades tienden a ser invisibilizadas por la población blanca dominante de la región. 

“Quiero que me recuerden como un artista que mostró otra Argentina, no la Argentina del retrato y el autorretrato renacentista y realista, sino la Argentina de los pueblos originarios y la metrópolis de los barrios pobres y la cultura popular”, afirma la Chola.

La Chola Poblete se ha convertido en pocos años en un gran referente artístico en el ámbito nacional y con proyección internacional. 

Su condición racial, no la obliga a transitar a través de manifestaciones artísticas que la sociedad de ideologías dominantes les impone, cómo es la confección de vasijas de barro o telares. 

La Chola trasciende estereotipos a la vez que no se olvida de sus orígenes, lo que la convierte en una artista respetable a tener en cuenta.

Más allá de sus dudas de si se le toma en serio o es producto de una moda pasajera, La Chola tiene un largo camino por recorrer que seguramente la conducirá a ocupar los estándares mas altos del arte argentino a nivel internacional.

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