Conociendo la obra de Alvaro Bonilla

Álvaro Bonilla. De barcos y mares y puertos…

«Una palpitación, un batir subterráneo. El barco rechina, se prepara. Viento. 
Los nombres soplan sus historias en el viento. Nubes y memoria. Rayos, truenos, lívido embate de los elementos. Una tormenta. Un tajo inclinado de granizo desagua mástiles y arboladuras, exige velas recogidas, devora cuerdas y manos.  (…) Historias sin historias revientan inclementes contra la línea de flotación y la borda bebe mar como una cuchara. Abismo abajo, atrás, mañana.»
Hasta este maravilloso tramo de prosa poética -más allá de su sentido y metáforas implícitas-, del reciente libro de Luis Masci ‘Para una ventana sin puerto’, me retrotrajo la excelente obra pictórica de Álvaro Bonilla, que hoy presentamos en ‘uyArtistas’. 
En una vorágine de mar, barcos, puertos y horizontes que nos lleva a la eterna sensación de estar vivos y en movimiento, 
su vigorosa paleta navega por aguas nunca quietas. Y sus trazos de fuerte acento expresivo, nos envuelve en un universo plástico maravilloso y vital.
Un soplo figurativo que se abstrae en sus pinceladas, como si el artista quisiera decirnos que sus historias, sus viajes, sus mares están en todas partes y siguen inconclusas. Sus barcos, coloridos o negros -como en sus experiencias monocromáticas- imponentes, precisos, inclinados, al mar…, generan una atracción asimilable al deseo humano de ir y volver, de estar en constante movimiento.
Y sus puertos, allí, como refugios momentáneos, como extraños tableros, testigos silenciosos de quienes van y vienen.
En la obra de Bonilla «…El barco rechina, se prepara. Viento.»… Y nosotros, en la contemplación del viaje cromático.

Ricardo Botana
(uyArtistas)