por Daniel Benoit Cassou Artista, periodista y escritor Biografía Ha sido muy acertado para nuestro…
Necesarios Mecenas ALEMANIA
Dentro del programa de este curso que ya estamos acabando, donde abordamos la importancia de los mecenas del arte partiendo desde los Médicis, llegamos esta semana al análisis de los pertenecientes a Alemania.
Para su comprensión analizamos seis coleccionistas partiendo de una consideración preliminar de lo que implica en Alemania poseer una colección, donde algunas de las obras pueden haber sido mal habidas en la época nazi.
El pueblo alemán tiene una gran concientización y un enorme peso de responsabilidad al respecto, aunque no todos actúan de la misma forma, más aún hoy día cuando en 2010, habiendo pasado 30 años, se cumplió el plazo donde la ley obligaba a la restitución de dichas obras.
El caso más comentado fue el de Cornelius Gurlitt (1932-2014) a quien luego de allanar su apartamento en 2013, fueron encontradas 1406 obras valoradas en más de mil millones de euros, heredadas de su padre quien fuera traficante de arte saqueado en la era nazi.
Algunos de los grandes coleccionistas forman parte de
familias que estuvieron involucradas con el nazismo.
Dicho esto, nuestra selección se basó en Frieder Burda (1936-2019), hijo de la editora Aenne Burda creadora de la revista de moldes de ropa que llevaba su nombre.
Christian Boros (1964), quien habita un búnker creado por los nazis en 1942, el cual se visita con reserva anticipada y donde solo ingresan doce personas por vez.
El matrimonio compuesto por Alison y Peter W Klein pertenecientes al ámbito de bienes raíces, llegaron a ser coleccionistas a instancias de su arquitecto.
Para ello y luego de varios años de adquisiciones, inauguraron su museo Kunstwerk Sammlung Klein en Nussdorf.
Julia Stoschek, la mayor coleccionista del mundo de vídeo arte cuenta con dos sedes de acceso público, una en Dusseldorf y otra en Berlín.
La empresa familiar a la cual pertenece factura más de 5000 millones de euros al año.
Francesca Thyssen von Habsburg (Lausana, 1959), divorciada del heredero de la familia de los Habsburgo, la llamada “nueva Sissi”, se ha convertido en uno de los principales referentes del arte contemporáneo.
Tiene un gran compromiso para con el medio ambiente, en su caso más precisamente con los océanos, lo que le lleva a prestar atención a artistas que se manifiestan en ese ámbito como es el caso de Wu Tsang.
Y por último no por ello menos importante, consideramos a uno de los más exquisitos coleccionistas como lo es Desiré Feuerle, quien comenzó a adquirir piezas de arte antiguo en Oriente a sus 16 años.
Hoy día tiene uno de los museos más fascinantes del mundo ubicado en el barrio Kreuzberg en Berlín, construido también sobre un búnker y renovado por el arquitecto israelita John Pawson en 2016.
Allí sus obras pertenecientes a la cultura Jemer (siglo VII al XIII) se vinculan con artistas contemporáneos en muestras temporales.
Partiendo de ese concepto de diálogo, han pasado por sus salas artistas como Eduardo Chillida, Anish Kapoor, Cristina Iglesias entre otros.
El recorrido de su museo al cual se accede con previa reserva, es guiado dentro de un programa casi que teatral.
Catorce es el máximo de personas que ingresan por sesión, todas mayores de 16 años, quienes guiados casi que por un maestro de ceremonia, incursionan en una experiencia sensorial, reposada y lenta durante 50 minutos.
Feuerle pertenece al movimiento “slow art”.
La visita se lleva a cabo recorriendo diferentes salas que van estimulando todos nuestros sentidos.
Se comienza por la sala de los sonidos, entre penumbras y sonidos de John Cage.
Luego se pasa a la sala del incienso donde se lleva a cabo una ceremonia.
La sala del agua donde se contempla el placido lago que es utilizado a su vez para calefaccionar al museo que tiene paredes de 2 metros de espesor y techos de 3,5 metros de grosor.
Tampoco falta la instancia del “Gong Bath”, donde los visitantes tumbados en el suelo se dejan envolver por los sonidos del bong.
Es sin dudas la más efectiva forma de asimilar el arte con todos nuestros sentidos y no con una mente pedagógica y en la mayoría de las veces, por no decir en el 100 por ciento, mal formada .
En este museo no existe información sobre las obras que nos observan, término bien utilizado.
La mezcla del arte oriental confrontado al arte occidental, nos permite asimilar las obras de la forma más correcta.
Tomarse tiempo y dejarse guiar por nuestra sensibilidad dejando que nuestra mente repose y deje de enviarnos información, nos permite asimilar el arte de una manera peculiar y de tendencia actual.
Una constante en todos los coleccionistas de hoy día, es el vínculo con la naturaleza, la cual conversa con las obras a través de grandes ventanales que permiten el ingreso del verde y la luz natural, lo que a su vez resetean nuestras mentes para lograr el vínculo acorde a la experiencia buscada.
Eso, sumado al compromiso con la ecología, son características en todos los más destacados coleccionistas de hoy día.
Tampoco ninguno utiliza el acervo de forma permanente, sino que echan mano a sus obras para hacer muestras temporales.
Las de Soros por ejemplo, duran dos años aproximadamente.




