Por Alfredo Civitico Proyecto ArteFeria se llevó a cabo en la ciudad de Montevideo del…
Recorriendo Exposiciones DIEGO HARETCHE
Dentro de la selección de artistas que participaron en esta reciente edición de Campo ArtFest 2023 en Pueblo Garzón, hubo una propuesta que se destacó no solo por su concepto sino por su puesta en escena a la altura de cualquier museo internacional.
Para presentar su obra, Diego Haretche (Montevideo, 1973), se ocupó de acondicionar con sus propias manos, un galpón devenido en tapera por el paso del tiempo, logrando el contenedor necesario para lucir su propuesta en un escenario acorde.
Esto denota el carácter comunicativo de este artista proveniente de la publicidad, donde cada elemento debe de estar al servicio del mensaje.
Haretche se caracteriza por ser un recolector de objetos y trozos de piezas desechadas que debido al paso del tiempo y a la falta de interés de otras personas, van quedando en desuso.
En algunos casos las recibe provenientes de amigos que antes de tirarlas, se las ceden sabiendo que les dará otra oportunidad de continuidad y sobrevivencia.
Recibió varias piezas provenientes del taller de Cecilia Brugnini, como agujas de madera y telares, entre otros objetos.
Haretche se deja seducir por un ritmo visual ordenado al cual somete las piezas para componer sus obras. Lo que provenga en cantidad, él las utiliza para sus creaciones que logra tanto con un perfil geométrico así como también textil, como lo hace con trocitos de madera formando conjuntos muy sutiles adheridos a una tela.
Ese interés acumulativo también abarca la numismática, las fotografías antiguas que recoleta en las ferias de antigüedades, pinceles en sus diferentes tamaños y usos con más o menos pelos, pesas de pesca, entre otros tantos que se van agolpando en su taller con el fin de revivir.
Todos esos conjuntos prolijamente enmarcados en cajas protegidas por un cristal, adquieren un tenor artístico y estético, amén del efecto conmovedor que transmiten.
Para esta ocasión, en Campo, Haretche se valió de una serie de piezas de madera perforadas con círculos, que eran usadas para el curtido de cueros bovinos hace más de 50 años y que estaban tiradas en un rincón sin encontrar una razón de continuidad.
Las piezas en forma individual ya son una obra de arte dignas de ser enmarcadas y preservadas, pero el artista las utilizó para armar una gran pieza.
Para ello, y a modo de homenaje al ganado si se quiere, unió decenas de ellas conformando una suerte de columna vertebral que pende el techo y se ondula con el aire que se cuela por todas las aberturas del galpón que carecen de vidrios.
El tamaño monumental de la pieza central que está acompañada por otras esculturas de menor medida, generan un estado de shock al ingreso de los espectadores dejándolos boquiabiertos.
La obra asimismo no solo se vincula con el espacio, sino que también logra, a partir de la participación de la luz natural que entra por las ventanas, decenas de escenarios que dan vida a una amplia variedad de obras acompañadas de las sombras dentro de la propia escenografía natural.
Seguramente que también el espectáculo no debe de ser menor a la hora de ser iluminada con ases de luz artificial al caer el sol.
Acompañando a la obra, Haretche conformó una suerte de mini taller de trabajo con piezas que forman parte de su diario vivir, instrumentos de trabajo así como algunas obras enmarcadas colocadas en la pared.
Tiene el oficio de carpintero que obtuvo en Talleres Don Bosco de donde egresó, famoso por el rigor profesional de sus profesores.
También es Licenciado en Diseño Gráfico habiendo sido docente de
Arte y Diseño en la Universidad de Montevideo por más de una década.
La severidad de su oficio donde suele tratar las maderas con respeto y cariño, combinado con el métier publicista, son los ingredientes básicos para lograr la efectividad de sus piezas.
Su taller está enclavado en un gran predio en Playa Verde, muy cerca del mar.
Rodeado de verde con un jardín compuesto por árboles indígenas, algunos con troncos retorcidos y un gran estanque, Haretche con mucho respeto hacia la naturaleza y con una exquisita creatividad, montó su taller, a pocos metros de la casa de sus padres.
El eje vertebral de su taller, que se encuentra a pocas cuadras de su casa, es un autobús donde armó una suite que usualmente usa para pernoctar.
Alrededor extendió el espacio con aleros y otras construcciones livianas donde trabaja en forma diaria, habitado en forma natural por diversos pájaros que han escogido el lugar para hacer sus nidos.
Como elemento exótico dentro del predio, Haretche colocó un barco de origen noruego, que llegó al puerto de Montevideo en 1920 y naufragó en 2002.
Luego que fuera rescatado del mar, en 2021 Haretche ayudado por tres grandes grúas y la construcción de un camino, logró traerlo hasta su casa y desde entonces se viene ocupando de limpiarlo y acondicionarlo.
Esto denota que no hay objeto que no quiera ser recuperado por este gran artista que seguramente logre más adelante devolverle la dignidad que otrora tuviera cuando era usado para remolcar otras embarcaciones.