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Visitando Talleres SEBASTIÁN SAÉZ

por Daniel Benoit Cassou
por Daniel Benoit Cassou

Artista, periodista y escritor

Biografía

 A partir de un quiebre en la carrera de Saéz, su obra ha virado 180 grados tomando un camino donde el artista rinde un homenaje embellecedor hacia la naturaleza.

Fue en 2015 cuando Saéz provocado por una nota televisiva de una catástrofe natural ocurrida en Brasil, que decide embarcarse con el ánimo de consustanciarse con un pueblo que había quedado totalmente devastado.

Pero nunca pensó que ese viaje, esa experiencia, le llevara a un cambio de rumbo en su carrera artística. 

Con el producido de la venta de un cuadro que tenía destinado para otros gastos personales, dispuso de una buena parte del mismo y viajó hasta Brasil sin siquiera saber realmente a qué iba.

Sebastian Saéz nació en Montevideo en 1974 y desde muy temprana edad se involucró con el arte hasta que en determinado momento decidió dedicarse exclusivamente a ello.

Comenzó realizando retratos de personas conocidas de su entorno cercano, un tanto provocadores, saliendo del formato convencional pintando sobre papeles de embalaje y con posturas irreverentes o provocadoras, lo que generaba un encanto particular.

Asimismo los adornaba con seres extraños, formas diversas, en algunos casos imágenes religiosas con un tenor similar al logrado por el fotógrafo David LaChapelle (Connecticut, 1963).

Hasta allí, Saéz parecía haber logrado un lugar en el arte nacional habiendo realizado tanto muestras colectivas como individuales y con ciertos reconocimientos en concursos.

Pero en algunas obras de retratos, algunos ubicados en el campo, Sebastián, adornaba algunas escenografías con estas nuevas imágenes de mágicos y coloridos paisajes semi abstractos, que se venían gestándose como fondo de sus cuadros de su época figurativa.

Casi como le ocurriera a su antepasado Carlos Federico Saéz (Mercedes 1878-1901), quién fuera el precursor del arte abstracto, aunque no reconocido, quien había pintado un biombo solamente conformado por manchas, para decorar su atelier romano, el cual que también usaba de fondo de algunos de sus retratos. 

También podíamos pensar que Carlos F. Saéz, quien falleció tan jovencito, podría haber cambiado el rumbo de su estilo pictórico.

Provocado por imágenes que Sebastián registra con su recorriendo visual en la naturaleza, así como otras que le provocan partiendo de fotografías, que usa como fuente de inspiración para ir creando un ámbito artístico con un gran carga enigmática.

Sus obras tienen también una cierta musicalidad que acompañan cada forma, cada mancha, cada pincelada donde engañados, creemos escuchar los sonidos que emergen de la propia naturaleza la cual aborda el pintor. 

Su taller ubicado en Pensión Cultural Milán, es la mejor forma de asimilar su obra. En su espacio de no más de 3 por 3 metros, Sebastián tiene apoyadas algunas de sus ultimas obras que ha ido terminando y que están prontas para exhibir.

El taller se transforma así en una gran suerte de instalación que junto con su mesa recargada de potes de pintura y pinceles, sumado a las manchas salpicadas por todas las paredes, logran una gran efectividad en el espectador. 

Eso sumado al trato afable con el que Saez atiende a sus visitas, convergen en un estado catártico que seducen a la vez que invitan a ser abordadas no solo con la mirada, sino que también con el espíritu el cual parece liberarse del cuerpo, buscando la forma de adentrarse en los lienzos para recorrerlos e impregnarse no solo de sus colores sino también por los aromas que parecen emanar.

Actualmente y desde hace poco mas de un año Saéz trabaja en exclusividad para la prestigiosa Galería Sur, dirigida por Jorge Castillo,  quien seguramente viene logrando un posicionamiento cargado de prestigio no solo el Uruguay sino en toda la región.

De acuerdo a los planes de la galería, en el verano próximo tendremos la posibilidad de ver una muestra suya individual en el este.

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